La Marta es más que un Refugio de Vida Silvestre, es más que un sitio alejado de la ciudad, es más que un gran bosque con ríos hermosos… La Marta es un paraíso terrenal. Tal vez mis palabras suenen exageradas, pero llegar al Refugio te llena de paz, de tranquilad, de armonía con nuestra propia existencia y con la de los demás, pues sentir desde el aire fresco hasta una lluvia exquisita mientras se camina por sus senderos, te permite alejarte de ruido del mundo y solamente sentir.
El Refugio de Vida Silvestre La Marta ha permitido que ―de acuerdo con mi experiencia― los estudiantes se sientan más compenetrados con su grupo de clase, que pasen de ser compañeros a lograr ser amigos. Tal vez se pregunten cuando lean estas líneas, cómo un visita a La Marta logra esto; es muy sencillo: “La Marta te permite liberarte de tantas preocupaciones, del estrés del día a día, de las complicaciones que como seres humanos tenemos y simplemente ser ese día, uno con la naturaleza”. Para mí, esa es la magia que encierra la Refugio de Vida Silvestre La Marta.