Los bosques de La Marta: conservación y regeneración.

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Los bosques de La Marta pertenecen a tres zonas de vida, a saber:

  • Bosque Muy Húmedo Premontano (bmh-P),
  • Bosque Pluvial Premontano (bp-P) y
  • Bosque Pluvial Montano Bajo (bp-MB).

Especialmente los bosques de las últimas dos zonas de vida indicadas, son muy escasos en el país y poseen características ecológicas muy particulares y es de esperar que se presente una alta tasa de endemismo y de especies nuevas para la ciencia, principalmente plantas que forman parte de ecosistemas establecidos en las copas de los árboles, tales como musgos, orquídeas miniaturas, helechos y gesneriáceas.

Por tal motivo los bosques de La Marta son considerados por su Administración como áreas prístinas en donde no se puede realizar ningún tipo de actividad turística, excepto la investigación, la observación y la meditación, con el propósito de no alterar su estructura, integridad y composición ecológica.

Corta de árboles. En La Marta no se permite la corta de árboles bajo ninguna circunstancia, no solamente en apego a las leyes vigentes, sino principalmente por una sólida convicción de tipo moral y espiritual. Los árboles son totalmente intocables y solo se cortan en situaciones extremas cuando su situación o estado de salud pone en riesgo la seguridad del personal y de los visitantes, con los debidos permisos del MINAE.

Plantación de especies nativas. Desde su creación en 1991, La Marta tuvo extensas áreas de charrales, los cuales a la fecha ya no existen porque se han reforestado de forma natural en su mayoría, o con la plantación de árboles nativos durante la década de los noventa.

En los alrededores del área administrativa, desde siempre hubo un área de unas 5 hectáreas de extensión con densos charrales estáticos conocidos como “cobrejeras”, compuestos casi exclusivamente por un helecho invasor de origen africano (Sticherus pallescens, Fam.: Gleicheniaceae) que no permitía el establecimiento de la vegetación natural por tratarse de una planta cuyas hojas, al morir y marchitarse, liberan sustancias herbicidas mortales para otras especies.

Pero a inicios del año 2018 esa vegetación se comenzó a eliminar sistemáticamente con chapeas constantes al ras del suelo y con la plantación de árboles y de arbustos de especies crecimiento rápido, tanto de tipo nucleares como productores de abundantes frutos comestibles tanto para las personas como para las aves y los mamíferos silvestres. La participación de voluntarios nacionales y extranjeros, fue determinante para llevar a cabo esta labor.

Por lo tanto, desde finales del año 2022 ya es posible declarar que todos los charrales existentes en La Marta durante muchos años, fueron totalmente erradicados y reemplazados por una vigorosa población de árboles y de arbustos en franco desarrollo, dando inicio a un ecosistema artificialmente establecido el cual será un sitio para la atracción y alimentación permanente de aves y mamíferos silvestres, y también para la producción de frutas frescas para el consumo de los visitantes y del personal del refugio.

Manuel Víquez Carazo. Director de Biodiversidad, La Marta Refugio de Vida Silvestre.

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