Aire del bosque. A diferencia de lo que se piensa, el aire en un bosque no es 100% puro, sino que es un espeso “caldo” en donde flotan billones de partículas diminutas de microorganismos, minerales, polen, semillas, gotículas de agua e infinidad de otros líquidos naturales, lo cual se hace evidente con los rayos del sol o la luz de una linterna durante la noche. Cada vez que respiramos en un bosque, absorbemos una serie de elementos naturales que nos ayudan a aliviar padecimientos físicos y neurológicos. Manuel Víquez Carazo. Director de Biodiversidad, La Marta Refugio de Vida Silvestre.